Los directores transferibles, que van de un sector a otro haciendo maravillas, son ‘aguja’ en un pajar. Si lo vemos en cifras, 6 de cada 10 veces la transferencia de un alto ejecutivo se traduce en fracaso, según estudios de portabilidad empresarial de firma McKinsey. Harvard, a través de investigaciones, refiere que esto sucede 7 de cada 10 veces.

El caso de Eddie Lampert es un buen ejemplo. Un administrador de fondos de inversión quien decidió que también podía ser presidente de Sears. Las pérdidas superiores a 60 millones de dólares (solo por el cierre de 150 tiendas), ejemplifican que no todo ejecutivo es un CEO de ‘alto calibre’ al girar de industria. Para México, recordemos la frase “Vengo a aprender”, que Luis Videgaray, con experiencia en la Secretaría de Hacienda, dijo al ser nombrado titular de Relaciones Exteriores.

Para ser un ejecutivo que se mueve acertadamente en diferentes industrias, no basta con querer aprender. Si las habilidades gerenciales de la persona no hacen ajuste con las destrezas especializadas que demanda la nueva industria, la transferencia fracasa, dicen 36% de los empresarios a nivel mundial, de acuerdo con estimaciones de la firma Robert Half.

Por ello, la primera lección del ejecutivo portable es que no sólo el ‘pedigrí’ (decir que se viene de X lugar) importa. Hay que vender algo adicional al cazador de talento.

Si hoy un ejecutivo está interesado en moverse a otras industrias. Incluso, quiere hacer de esto su forma de vida, la sugerencia es promover en entrevistas y ante el Consejo este tipo de habilidades:

1. Importar nuevas prácticas, reconociendo lo que existe

Desde gerencia se desarrolla habilidades, como establecer una visión, generar estrategia, conocer de presupuestos y motivación de empleados. Todo eso es transferible, el meollo para hacerlo de manera exitosa es alinear esas destrezas con la forma de gestionar en la nueva industria y bajo los problemas que trae la empresa.

Ejemplo: Si la organización requiere a un experto en reducir costos -necesidad primaria- ¿por qué empeñarse en decir que empezarías por cambiar al personal?

Tal vez eso es lo que hubieras hecho en tu anterior trabajo, con otra cultura corporativa, que ahora ya no es válida en el nuevo lugar de trabajo. Si quieres instalar una nueva forma de gestionar, hay que acostumbrarse, primero, a lo que existe. Esta es una habilidad que no todos puede mantener.

2. Autogestión personal

Esa es otra destreza que garantiza ir de un sector a otro, porque habla de estar consciente de los peores miedos al llegar a otra dirección. Si eres el nuevo (a) en la empresa, tus acciones son producto de lo que has vivido en el pasado, no sabrías, quizá, cómo actuar rápidamente ante un equipo de trabajo agresivo y renuente.

Aquí el reto, es responder: ¿qué es aquello que me puede hacer perder la paciencia en este nuevo negocio? Teniendo eso claro hay capacidad para adoptar otras estrategias de trabajo, sin necesidad de ver todo lo nuevo como ataque personal.

El mayor error en el que incurre un ejecutivo, que busca ser transferible, es no comprender que todo lo aprendido en su industria anterior puede perder valía, al menos al inicio, en una empresa y sector que tienen otra forma de actuar, gestionar recursos y crecer. Desaprender es la destreza que más cuesta vender frente a un posible empleador.

Pero más vale explicar y organizar cómo se irá aprendiendo la nueva filosofía de trabajo, y enriquecerla a través de las habilidades gerenciales con las que se cuenta. Decir aprenderé, sin explicar cómo, tiene su costo. Una mala transferencia, en ejecutivos de puestos medios para arriba, se traduce en pérdida para las empresas de al menos 6,000 dólares en tres meses.

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